dice: No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo (Salmo 103:9), pero que en el original se lee: No guardará el enojo hasta el fin. De modo que el alcance de estas palabras consiste en mostrar que el corazón y el amor de Cristo siempre estarían con ellos y que sería para siempre, aun cuando él se hubiera ido al Padre. Asimismo, pretenden mostrar que, cuando estuvo en la tierra, ellos eran los suyos, y que habiéndolos amado, este sentimiento permanece inmutable, no cambia, y por
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